Los argentinos decimos ser muy fieles. La popular frase “Aunque ganes o pierdas nos importa una mier…”, la hacemos sentir como un himno.
Cuando las cosas van bien, todo es color de rosas, nuestra alegría no tiene fin. Lucimos efusivamente los colores de nuestra pasión; no nos avergüenza nada en el mundo, mientras todos sepan que soy un ganador y también soy parte del éxito que parece nunca ir a terminar.
Así sea mi partido político, mi club de barrio, mi selección nacional, mi colegio, o hasta mi mejor amigo, decimos apoyarlos siempre de manera incondicional.
¿Será esto cierto? ¿Realmente los argentinos estamos en las buenas y en las malas? De ser así , ¿Por que criticamos e insultamos nuestros tan amados representantes, cuando las cosas no van bien?
Es un hecho que los argentinos pasan de un estado de gloria, a la desazón. Aunque digamos lo contrario, un argentino nunca se va a poder respaldar por otro cuando se esté encuentre en problemas. Deberá uno valerse de sí mismo para sobrepasar la adversidad, y recién una vez allí tendrá el apoyo nuevamente de los demás.
Somos así esperamos todo, pero no damos nada, celebramos el esfuerzo del otro como si hubiese sido el nuestro, mientras que no estamos dispuestos a realizarlo nosotros mismos, ya sea por falta de motivación, mala predisposición, pereza, o simplemente por el odio al fracaso. Pero en fin los argentinos somos así nos guste o no.
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jueves, 8 de julio de 2010
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